A tí tenían que darte bombones y ponerte sofá, café de pota, copa y, si eres fumador, puro, con la vitola mostrando las valoraciones. Eres como de la casa.
En cambio, yo me paso de higos a brevas y cada vez que voy, cambia el personal. En recepción de taller han sustituido a Emilio (al que conozco de toda la vida desde los tiempos de Álvarez en Avilés, cuando ambos trabajábamos allí) y que a su vez sustituía a Juan Carlos, por un tal Carlos; en lo que era la sala de recepción hay una chica muy agradable, solícita y delgadísima -a ver cómo pasa el frío este invierno- y Jorge, el comercial que me vendió el coche, marchó en marzo...
A la chica bajita que maneja nustros coches por esos andurriales nunca la he visto. Y no porque yo sea alto, que no lo soy. Hoy me subió el coche Carlos.