Clásicos franceses: Renault, Gordini, Citroen, Peugeot, Simca, Talbot...

Nicola Romeo

Deidad Alfista
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Re:Clásicos franceses: Renault, Alpine, Gordini, Citroen, Peugeot, Simca, Talbot...

Este vídeo del Renault 4L es más viejo que Matusalén, pero demuestra por qué no necesitas un SUV

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11 Mayo 2015



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JOSEP CAMÓS
@josepcamos


Este vídeo del Renault 4 es uno de esos documentos que debería ver más de un comprador antes de dejarse llevar por la moda del "te doy más altura para que te sientas más seguro, y por si acaso necesitas salir del asfalto". Si el mítico Cuatro latas no se os había ganado ya el corazón, hoy lo hará sin atisbo alguno de duda.

La pieza nos muestra aquel prodigio de la tecnología cuya larga vida comercial transcurrió entre 1961 y 1992, realizando esas acrobacias que vienen a ser las mismas que hoy en día realizan la mayoría de vehículos de utilidad deportiva que nos venden las marcas como adalides de la seguridad y la practicidad. El mismo argumento que se utilizaba para un coche mucho más modesto, como este:

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=Ac5VvvkU5zA[/youtube]​

Queda pendiente para otro día darle el homenaje que se merece el Renault 4L. Por el momento, si creíais que era necesario alzar medio metro la carrocería, calzar chanclas de Bigfoot o contar con un puesto de conducción sobreelevadísimo para hacer frente a los caminitos por los que transitan, como mucho, la mayoría de los SUV, quizá este vídeo os cambie la percepción de las cosas. Si lo de elegir un SUV era por temas de accesibilidad y/o higiene postural, ahí no hay nada que decir.
 

Nicola Romeo

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Hubo una época en la que Citroën era diferente, como su GS y sus anuncios

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24 Agosto 2016
IVÁN SOLERA @ivan_solera


En un momento en el que, salvo excepciones y modelos exclusivos, los coches cada vez se parecen más unos a otros, no está mal echar la vista atrás y recordar que hace no tantos años había marcas como Citroën que apostaban muy, muy fuerte por ser diferentes.

Diferentes en tecnología y, por supuesto, en diseño. La marca francesa arriesgaba con unas carrocerías muy estilizadas y aerodinámicas mientras que sus competidores eran muchísimo más cuadradotes. Por dentro más innovación, para bien o para mal, con unos cuadros de instrumentos muy peculiares, volantes de un único brazo o curiosas y a veces complicadas piñas de mandos tras el volante.

La marca de los dos chevrones además creía firmemente en los motores bóxer de cilindros opuestos y su bajo centro de gravedad. El GS, competidor directo de coches como el Renault 12, el SEAT 124 o el SIMCA 1200, contaba con este tipo de propulsor y también con el famoso sistema de suspensión hidroneumática capaz de hacer cosas como las que se muestran en este anuncio:


También permitía elevar la altura del vehículo para afrontar pasos complicados, aunque en este otro anuncio (en este caso del GSA) nos lo vendan de una forma un tanto equívoca:


Esta suspensión era autonivelante, otra de las grandes ventajas de este sistema ya extinto:


Y, claro, permitía gozar de un confort de marcha impresionante, tanto que se decía que parecía que ibas en una alfombra voladora... y con este anuncio se tomaron la expresión demasiado a pecho:

 
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La historia del Renault Siete/7

by Cecilio Cerdán y Antonio Gutiérrez on 11 enero, 2017

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UN ESPAÑOL DE SERIE

Situémonos en la segunda mitad de los años 60 del siglo pasado. El automóvil es ya un producto de masas en todos los países de Europa, que además evoluciona rápidamente en un contexto de gran competencia entre las marcas. En ese contexto, Renault, con el R-4 ha introducido un nuevo concepto en el vehículo utilitario de corte básico o rural (motor y tracción delantera, asientos traseros abatibles, configuración semi-break con portón), empieza a plantearse la producción de un nuevo modelo destinado esta vez, sobre todo, a la ciudad. Un modelo en el que introducirían numerosas modificaciones mecánicas y estéticas, llamado a marcar una época en los años 70 y 80.

Con esa intención comienzan a hacerse los primeros bocetos de un nuevo modelo, que aúne ciertas características rompedoras del R-4, pero con la “cintura” más baja, mayor nervio en el motor y la máxima habitabilidad. A mediados de 1967, el ingeniero diseñador Michel Boué tenía ya una primera idea del que sería el Renault 5, cuyas líneas prácticamente definitivas se concretaron en 1968 en una maqueta que convenció definitivamente a los directivos de la marca.

A partir de ese momento, comienza a ponerse en marcha el proceso industrial para lanzar el nuevo modelo, y la marca, sabedora de que tiene un coche de éxito en las manos, comienza a pensar nuevas versiones y desarrollos sobre la base del R-5. Entre 1969 y 1971 se suceden los diseños, algunos de los cuales coinciden en alargar la base del 5 para dar lugar a un coche que pueda apreciarse como de una categoría superior, aun conservando los elementos mecánicos para optimizar costes y reducir el precio para el cliente. Muchos de esos diseños llevan también la firma de Boué, que sin embargo no llegó a ver en el mercado ni el Renault 5 ni el Renault Siete, al fallecer prematuramente en 1971.

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Renault R5

En España, uno de esos bocetos interesa especialmente a Fasa-Renault, el de un vehículo con maletero separado, que sigue siendo un utilitario pero parece “algo más”. Se tiene muy claro el gusto clásico del cliente español, al que inconscientemente le tira el coche de tres volúmenes para diferenciarse en unas calles donde el SEAT 600 es el rey.

Para ese momento, Fasa-Renault es una empresa consolidada, que se acerca rápidamente en ventas a la estatal SEAT, gracias a un producto cada vez mejor adaptado al mercado español. A nivel mundial, para la marca, España es ya su segundo mercado en importancia tras el francés. Y a finales de 1972, Fasa-Renault aumentó sensiblemente su capacidad de fabricación con la inauguración de la factoría de montaje número 2, y hay que dar con la gama exacta de modelos para que esas fábricas trabajasen sin descanso. Lo lograron: si en 1973 se producían dos SEAT por cada Renault, en 1980 la marca del rombo lideraba ya el mercado español; un éxito rotundo muy relacionado con el Renault Siete/7.

El nacimiento

Si en Valladolid se dieron cuenta de que existía un segmento sin cubrir en el mercado español, el del tres volúmenes pequeño, no fue así en la central francesa de la marca. Y por eso, el Renault Siete nació así, con su nombre en español, diseñado en Francia con Maurice Holleville tomando el testigo de Boué, pero cuyo desarrollo industrial se hizo en España, casi como un experimento. Ese origen “alejado” de Francia quizá lastraría después un poco el recorrido comercial del modelo, que tuvo cuatro versiones sucesivas en el mercado pero prácticamente nunca dos a la vez, sin variedad alguna de opciones ni de motorizaciones.

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A comienzos de 1974, Renault confirma que después del verano llegará un nuevo modelo de tres volúmenes: el Renault Siete. Un modelo con nombre propio, escrito en letra y en español, y por tanto, un coche completo y no una versión del 5, pese a las similitudes. Pronto las revistas de la época comienzan a mostrar bocetos y hacia la primavera, las primeras unidades de preserie. Y el 17 y 18 de octubre, finalmente, se presentó formalmente a la prensa en Alicante, con la idea de comenzar inmediatamente su comercialización.

Sin embargo, apenas una semana después, el 30 de octubre de 1974, la todavía flamante factoría de montaje nº2 de Valladolid sufría un pavoroso incendio, que se cobró la vida de diez trabajadores y causó heridas a una treintena. Como es obvio, la capacidad de producción de Renault se resintió significativamente y se optó por continuar con el montaje de los vehículos ya encargados, posponiendo la comercialización del nuevo modelo.

Fasa-Renault recuperó el pulso rápidamente, incorporando un tercer turno de montaje y acelerando la rehabilitación de la nave afectada. Hacia finales de noviembre, en un tiempo récord, la producción volvía a su capacidad real, y el Renault Siete comenzó a llegar a los concesionarios a mediados del mes de diciembre. Por eso es tan extraordinariamente difícil encontrar una unidad de 1974.

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El modelo: todo un coche

Un Renault Siete es mecánicamente casi idéntico al Renault 5, pero no es el mismo coche. El ancho se mantiene en 1,52 metros, pero la plataforma es 10 centímetros más larga, permitiendo un mayor confort a las plazas traseras que refuerza la vocación familiar del coche, que en total mide 3,89 m, 38 centímetros más largo que el 5. Lógicamente, la mayor parte de ese crecimiento está en el tercer volumen: un extraordinario maletero de 400 litros de capacidad, con un curioso cofrecillo en su base que aprovecha la curva final del propio chasis. Pero no es sólo un tercer volumen añadido: el R-5 y el R-Siete/7 no comparten la distancia entre ejes, ni el techo, ni las formas del pilar C y la luneta posterior, ni el tamaño de las ruedas, ni por supuesto el esquema de puertas, además de tener acabados interiores propios y totalmente diferentes.

Y aún compartiendo con el Renault 5 todo el chasis frontal, la caja de cambios y el embrague, las transmisiones, los frenos, la dirección, la suspensión y hasta el parabrisas, no todos los préstamos fueron en la misma dirección, pues a finales de 1979 el Renault 5 recibía del español Renault Siete el esquema de puertas para la versión 5 puertas, como solución de perfecto encaje y accesibilidad.

El primer Renault Siete tampoco compartía motor con los 5 en el momento de su lanzamiento, pues se lanzó una versión específica del motor Cléon-Fonte “Sierra” aumentando su cilindrada desde los 956 cm³ a 1.037 cm³, justo el límite para no alcanzar los 9 CV fiscales que hubieran supuesto pagar impuesto de lujo. El nuevo motor pasaba así de 44 a 50 CV, y tenía un mayor par.

El Renault Siete pesaba 815 kg en vacío, y además de los parachoques y manetas de puerta cromados que le daban un aspecto clásico, estaba dotado de neumáticos de 145 de ancho en llantas de 13 pulgadas. En el interior, su salpicadero de material elástico y envolvente con fondos en acero inoxidable era de mejor calidad que los de su hermano el R-5, el cuadro de instrumentos era de mayor tamaño y mejor diseño y los asientos eran cómodos y el tapizado de buen nivel. Entre el equipamiento, además, destaca la buena visibilidad trasera por el tamaño de la luneta, las ventanillas con descenso en las cuatro puertas y el sistema de seguridad para niños en las puertas traseras. En definitiva, cumplía sobradamente con lo que decía su slogan de lanzamiento: “Todo un coche”.

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Las versiones

(I) El Renault Siete, el pionero

Además de las características comunes indicadas en la descripción general del párrafo anterior, entre el equipamiento propio de esta versión inicial destacan el espejo retrovisor único anclado al techo (pues no traía espejo en el exterior), las puertas lisas sin molduras y las llantas de 4 pulgadas de garganta. Como modestas opciones, los asientos reclinables y las lunas tintadas; opciones que resultaron ser mayoritarias porque elevaban muy poco el precio final y se montaron en casi todas las unidades.

Desde 1974 hasta enero de 1976 se produjeron un total de 15.264 unidades de esta versión básica, denominada internamente R1283.

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(II) El Renault Siete TL, el más vendido

En el otoño de 1975 (de cara a la Gama’76) salía a la venta la segunda versión del modelo: el “Renault Siete TL”. Mecánicamente idéntico a su antecesor, incorporaba un mayor equipamiento, necesario para no quedarse atrás en una época en la que la automoción española evolucionaba rápidamente. Los únicos cambios bajo el capot fueron un árbol de levas ligeramente distinto y una caja de cambios un poquito más larga, con lo que era más silencioso y se aumentaba levemente la velocidad máxima.

El Renault Siete TL destaca exteriormente por su espejo retrovisor cromado y sus finas molduras a lo largo del coche. La anchura de las llantas creció hasta las 4,5 pulgadas, e incorpora de serie las lunas ligeramente teñidas en color verde y los asientos reclinables. Interiormente, aparece el retrovisor noche-día anclado al techo, al igual que las viseras quitasol abatibles de fijación central. El limpiaparabrisas y el climatizador pasan a tener dos velocidades, y las puertas traseras tienen ceniceros.

Además, a finales de 1977, comenzó a incorporar intermitentes delanteros de color naranja, para adaptarse a la nueva normativa de tráfico.

Esta fue la versión más popular del modelo: entre 1975 y 1978 se produjeron un total de 84.248 unidades, lo que supone que más de la mitad de los Renault Siete/7 fabricados son “Renault Siete TL”.

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(III) El Renault 7 TL, por fin un “Renault de pleno derecho”

Estamos ya en otoño de 1978, y con vistas a la Gama’79, el modelo recibe una importante actualización interior y exterior. Con el Siete –escrito en letra- en pleno éxito de ventas, la Régie Renault francesa quiso acoger como hijo suyo al pequeño gran coche español, y hacerle un Renault de pleno derecho, con su lugar en la serie numérica: nacía el “Renault 7 TL”, al fin escrito en número.

La mecánica era la misma que la de su antecesor, siendo el único cambio la incorporación del servofreno. De hecho, el coche conserva el mismo código interno (R1283TL) que el Siete TL. Pero los cambios estéticos se hicieron notar. Hasta 23 modificaciones se anunciaron en la prensa de la época. Exteriormente, las más destacables fueron los grandes pilotos posteriores, que incorporaban la luz de marcha atrás, las molduras laterales más anchas y los nuevos tapacubos lisos. Los parachoques perdieron su cinta central en negro y las mascotas pasaron a ser de goma. En el frontal, la calandra delantera perdió la mayor parte de sus cromados, y el retrovisor exterior y los limpiaparabrisas pasaron a ser de color negro. Además, el embellecedor de bajos de caja pasó a ser una fina línea de aluminio.

En el interior, entre otros, aparecen los cinturones enrollables, un nuevo salpicadero (sobre la misma base) y un nuevo cuadro más moderno, un volante de cuatro brazos y la inclusión de apoyabrazos traseros con el cenicero incorporado. Entre 1978 y 1980 se produjeron 45.230 unidades de esta versión.

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(IV) El Renault 7 GTL, la cumbre

En el verano de 1980, dentro de un cambio general en la gama de Fasa-Renault, el 7 recibe una nueva motorización de 1.108 cm³ y 45 CV, surgiendo así la versión “Renault 7 GTL”, internamente denominada R1287. El nuevo motor, menos potente pero mas elástico, tenía un consumo ligeramente menor y destacaba por su mayor capacidad rutera. La caja de cambios también se sustituyó por una con distintos desarrollos. Fue por tanto una versión más apropiada para una España que pasaba de las carreteras nacionales a las autovías, y que hace que aún hoy el 7 GTL pueda utilizarse normalmente como cualquier otro utilitario de los que circulan a diario.

Exteriormente, el GTL es idéntico a su antecesor, salvo por un espejo retrovisor exterior de mayor tamaño y el anagrama exterior. Mientras, en el interior destacan sus nuevos asientos delanteros con reposacabezas, tapicerías más refinadas y detalles de confort como el mechero, el accionamiento por palanca de los limpiaparabrisas, los intermitentes de emergencia o la luz de aviso de freno de mano. Junto a la consola apareció, además, un mueble de radio (aunque no traía preinstalación eléctrica alguna ni dentro de ese mueble ni para los altavoces en el habitáculo).

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Hacia finales de 1982, el último Renault 7 GTL salía de la fábrica de Valladolid. En total, se fabricaron 14.791 unidades que estuvieron a la venta hasta bien entrado el año 1983. Con ellas se totalizó la producción de 159.533 unidades del Renault Siete/7, un vehículo con excelentes acabados que en sus cuatro versiones consecutivas reflejó la evolución de los automovilistas de aquella época.

Al final de su vida comercial, el cambio en la marca había sido definitivo: 1 de cada 3 coches matriculados en España era Renault, y su producción superaba en un 20% al de su competidora SEAT. En ese momento, los activos de Fasa se valoraban en 207.132 millones de pesetas, y la compañía había multiplicado su valor por 10 en apenas 9 años, algo increíble incluso en aquel contexto de inflación galopante.

La versión que nunca existió: El Renault 7 TS

Al parecer, según consta en los archivos del Ministerio de Industria, Fasa Renault llegó a presentar la homologación para una versión TS que hubiera equipado el motor y caja de la versión homónima del R-5 (1.289 cm³ y 64 CV). Sin embargo, dicha versión, a la que se otorgó el código interno R1286, nunca fue producida, quizá para no quitar protagonismo al Renault 14, un coche de concepto distinto pero de similar tamaño, que equipaba también motores de 1.2 y 1.3 litros aunque de origen Peugeot.

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Renault 9

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Renault Supercinco

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Renault 19

Herederos naturales del Siete y herederos conceptuales

Los Renault 7, 12 y 14 fueron sustituidos en la gama de la marca por los Renault 9 y 11 en 1982-83. Y poco después en 1984, el Supercinco sustituía al Renault 5. El segmento del Siete/7 quedaba vacío en Renault, aunque el R-9 es solamente 8 centímetros más largo. Sin embargo, 15 años después sí hemos visto de nuevo un derivado del utilitario de Renault, en este caso del Clío II: el Symbol, Thalía o Clío Classic (según los mercados). En el Symbol no se ha resuelto el tercer volumen con la estética y efectividad que se hizo en el Siete/7, pero aún así ha logrado importantes ventas en América del Sur y la Europa del Este, mercados en expansión similares a la España de hace varias décadas.

Tal es así, que incluso el Dacia Logan (Renault Logan o Renault Symbol II en algunos mercados) es, por sus tres volúmenes contenidos y el aprovechamiento de mecánicas ya probadas, un heredero natural del Siete/7 dentro de la marca del rombo, aunque salvando las distancias pues la proyección del Renault Siete/7 como producto respondía a un concepto más sutil y refinado.

Fuera de Renault, el concepto de utilitario reconvertido a tres volúmenes seguiría presente en el mercado español en modelos como el Opel Corsa TR y el SEAT Córdoba, que lograron vender muchísimos miles de unidades. Incluso hoy, el Citroën C-Elysée es un heredero conceptual del Siete/7.

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Pasión por el Renault Siete/7 : el asociacionismo

Para las clases medias españolas, los coches de los 60, 70 y 80 no eran meros electrodomésticos. Eran el producto más visible de su esfuerzo en el trabajo, no pocas veces su posesión más preciada, un medio de contacto entre familiares distantes –el pueblo, la ciudad-, un símbolo de libertad e incluso una forma de expresar su personalidad.

Detrás de cada coche había una historia de superación, una historia individual pero a la vez compartida con todos los que, por una causa u otra, compraron el mismo modelo de coche. El Renault Siete/7 es un caso paradigmático de esa pasión por el automóvil. Coche marcadamente familiar, muchas unidades pasaron de padres a hijos e incluso a nietos con la impronta de ser algo conseguido con esfuerzo, un utilitario “superior” que merece ser conservado casi como tesoro familiar. Evidentemente, este no es el perfil de todos los aficionados al coche, pero sí de una gran parte de ellos. Gentes de las cuatro esquinas de España que se dan cuenta de que tienen algo en común además de una máquina idéntica.

Así, se acerca el siglo XXI, y gracias a las nuevas tecnologías, los aficionados que habían conservado vehículos de aquella época de gran desarrollo de la automoción española encuentran la oportunidad de ponerse en contacto para compartir su pasión. En el caso del Renault Siete/7, el primer espacio cibernético fue ACAR7 (Asociación Cultural de Amigos del Renault 7), un grupo de Yahoo!, creado el 19 de julio de 2000 por Alejandro Pérez Alcalá. Ese fue el lugar de los primeros contactos entre propietarios y de las primeras reuniones en la feria Retromóvil de Madrid.

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Años después, probablemente relacionado con las similitudes mecánicas que facilitaban el intercambio de recambios, surge en 2005 el Club Renault 4, 5, 6 y 7 de España, que organizó varias concentraciones nacionales a las que no faltaron los Renault Siete y 7. Posteriormente surgió en 2008 el Club Clásicos Renault 3, 4, 5, 6 y 7, escisión del anterior, y en cuyas concentraciones también aparecieron propietarios de Renault Siete y 7.

No obstante, el exclusivo Renault español merecía un espacio propio en el asociacionismo automovilista y en las redes, y así a mediados de 2010 y con el impulso principal de Francisco Ramos Arias se creó el Renault Siete7 Club, cuyas principales vías de comunicación son el foro www.renaultsiete7club.foroespana.com y la página web www.renaultsiete7club.com.

Este club, gratuito para los propietarios del modelo y que supera ya el centenar de socios, se convirtió en punto de encuentro de los aficionados y en el espacio donde se conserva el mayor conocimiento sobre el Renault Siete/7, parte integrante y representativa del Patrimonio Industrial y Automovilístico de España.

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Desde su fundación, ha organizado ya tres concentraciones nacionales: la I Concentración Nacional 2012 en Becerril de la Sierra, Madrid, con 15 unidades participantes; la II Concentración Nacional 2014 en Elda, Alicante, un evento exclusivo que coincidió con la celebración del 40 aniversario de la presentación del modelo en el puerto de Alicante y en la que participaron 22 coches; y la III Concentración Nacional en Granada, organizada por el socio Antonio Gutiérrez el pasado octubre de 2016, con 26 unidades participantes.

Además, entre otras, el Renault Siete7 Club ha participado en ferias como Classicauto; en las actividades conmemorativas del 40 aniversario del modelo organizadas por Renault España; ha organizado una concentración solidaria contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica; y diversas reuniones anuales abiertas a todos los aficionados como la Nocturna Sie7era en la costa de Granada. Una actividad que continúa, pues está ya en marcha la organización de la IV Concentración Nacional, que se celebrará en Vitoria en 2018.
 

Nicola Romeo

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Re:Clásicos franceses: Renault, Alpine, Gordini, Citroen, Peugeot, Simca, Talbot...

Este Renault 5 Turbo 2 de 1983 costará entre 75.000 y 95.000 euros en subasta. ¿Por qué es tan caro?

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17 Enero 2017



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HÉCTOR ARES
@hector_ares

Otro de los coches que se subastará en París el próximo día 8 de febrero será este inmaculado Renault 5 Turbo 2 del año 1983. Se trata de una unidad en perfectas condiciones tal y como puede verse en las imágenes en las que se aprecia que tanto el interior como el exterior están igual que si fuese nuevo.

Y es que este coche cuenta con tan solo 5.900 kilómetros, siendo sin duda uno de los Turbo 2 más nuevos de cuantos pueden encontrarse hoy en día en el mercado de segunda mano. Por eso se espera que alcance un precio que estará entre los 75.000 y los 95.000 euros en la subasta.

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El único elemento que no forma parte del equipamiento de serie del Renault 5 Turbo 2 son los asientos, que son de piel en lugar de tela como en el modelo original. El motor 1.4 turboalimentado, como no podía ser de otra forma, desarrolla 158 caballos que van directos al eje posterior.

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El Renault 5 Turbo 2 es un coche clásico moderno relativamente popular. En total entre el Turbo de primera generación y este se produjeron unas 5.000 unidades. Del Turbo 2 se hicieron 3.200 unidades, pero pocas o ninguna se mantienen hoy en día en un estado de conservación similar al de este, de ahí que su precio pueda acercarse peligrosamente a los 100.000 euros.

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Nicola Romeo

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¿Os acordáis de Talbot?

by Miguel Galán on 12 marzo, 2017

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La marca con la historia más rocambolesca de la Historia

Poco antes de empezar el Salón de Ginebra se soltó la bomba: PSA se hace oficialmente con Opel y su filial inglesa Vauxhall. Es una de las noticias del año, y nos obliga a recordar un episodio de la historia de Peugeot, cuando se metió en líos con un fabricante americano. Fue una aventura que no salió nada bien. Aquel que no conoce su pasado está condenado a repetirlo, desempolvamos el pasado de Talbot, qué era, qué fue, y cómo acabó.

¿Qué era Talbot? Tenemos que remontarnos a finales del siglo XIX y a la localidad de North Kensington (Inglaterra) para destacar la figura de Charles Henry John Chetwynd-Talbot, un inquieto joven que a los 16 años heredó de su padre una inmensa fortuna, una interminable lista de títulos nobiliarios y una desmesurada afición por los carruajes de caballos. De hecho, este joven noble nacido en el prestigioso barrio londinense de Belgravia, con la seguridad que da tener las necesidades básicas garantizadas, trabajó durante tiempo como chófer del carruaje rápido que unía diariamente Buxton con Alton Towers (una de sus mansiones).

Sus inquietudes por los caballos y por el incipiente mundo de la automoción llevó al quinto duque de Talbot a negociar con la empresa francesa Clément-Bayard la importación y posterior venta de sus vehículos en suelo inglés. El contrato de colaboración se firmó en 1903 pero no fue hasta 1905 cuando se puso en circulación el primer vehículo fruto de este extraño contrato, pero no lo hizo bajo el nombre de Clément-Bayard sino que lo hizo con el nombre de una nueva marca: Clément-Talbot. En lo que respecta a los vehículos, se puede decir que al llegar a suelo inglés simplemente se les cambiaba los anagramas.

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Clément-Talbot Type CT4K 18 HP Tonneau (1903) – Fotografía: Bonhams

Clément-Talbot vs Talbot

Tan sólo un año después de iniciarse las operaciones de compra-venta reguladas en el contrato comercial, de los talleres ingleses comenzaron a salir vehículos que habían sido comprados a Clément-Bayard pero que habían sido modificados en menor o mayor medida y que además eran puestos a la venta bajo la marca de Talbot.

Esta operación incomodó enormemente a los franceses, pero los resultados eran satisfactorios: tanto los modelos Talbot como los Clément-Talbot comenzaron a ser bien acogidos por un selecto público inglés y los franceses decidieron dejar de exportar a Inglaterra vehículos usados y comenzar a fabricarlos directamente en la isla británica, lo que permitía también a sus clientes personalizar más profundamente sus vehículos. En 1910 se fabricaban en Inglaterra entre 50 y 60 vehículos de ambas marcas (Talbot y Clément-Talbot) y en 1913 un Talbot se convirtió en el primer vehículo en recorrer 100 millas en una hora (unos 160 km/h), lo que redundó en un mayor reconocimiento a ambas marcas que les llevó a ofrecer hasta quince modelos distintos de forma simultánea.

Con el inicio de la Primera Guerra Mundial, las instalaciones de Clément-Bayard situadas en Chaleville-Mézières (Ardennes) cayeron en manos del ejército alemán, que paralizó todos los proyectos a favor de la fabricación de armamento en Francia y de ambulancias en la factoría londinense. Al final de la contienda, la situación económica de ambas filiales era muy mala. La división francesa fue vendida a una marca que había sido fundada en 1919 por el hijo de unos inmigrantes judíos de nombre André-Gustave Citroën, que gracias al negocio de los diamantes, habían conseguido reunir una interesante fortuna.

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Talbot AV105 (1934) – Fotografía: Bonhams

Talbot-Darracq

La filial inglesa fue adquirida por Darracq, una empresa automovilista de propietarios ingleses pero con la sede en el suburbio parisino de Surennes (Hauts-de-Seine). Al igual que había pasado con Talbot, la historia de Darracq está también plagada de continuos negocios de colaboración mal entendidos.

Darracq comenzó su aventura empresarial fabricando motocicletas Gladiator, en 1896 lanzó su primer vehículo eléctrico, en 1900 comercializó su primer motor de combustión interna, de 1903 a 1907 fabricaría en París distintos modelos bajo licencia Opel, en 1906 montó una factoría que años más tarde compraría lo que hoy es Alfa Romeo, en 1907 inauguró en Vitoria (España) otra factoría… Toda esta energía constructiva de la nueva casa matriz se materializó en una nueva gama de modelos de lujo y altas prestaciones que se comercializaban bajo el nombre de Talbot-Darracq y que tuvo modelos tan exitosos y exclusivos como el Talbot 105 de 1934.

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Talbot-Lago T150C Cabriolet Spéciale (1938)

Talbot-Rootes

Tanta exclusividad puso sobre las cuerdas al grupo Sumbeam-Darracq-Talbot, que con tan pocas ventas terminó quebrando en 1935. Fue entonces cuando el grupo Rootes, dedicados a la fabricación y comercialización en Inglaterra de diversas marcas, decidió rescatar sólo y exclusivamente la división Talbot-Darracq y rebautizarla como Talbot-Lago. Durante esta época la marca se benefició de la máxima del grupo, que anteponía los beneficios a la ingeniería. Fruto de esta política se puede decir que por primera vez en la historia, los modelos firmados como Talbot tenían beneficios.

Durante esta época dorada, los Talbot-Lago disfrutaron de varios éxitos en competición y lanzaron vehículos tan emblemáticos como el modelo T150, equipado con un motor de cuatro litros, cámaras de combustión hemisféricas y 160 caballos de potencia. Nuevamente los desastres de la guerra supusieron un parón en la producción de estos vehículos. Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial, el fabricante pudo reiniciar la fabricación de automóviles y además con tecnología renovada. Se lanzaron modelos tan emblemáticos como el Grand Sport equipado con motor de nuevo desarrollo de seis cilindros y 4.483 centímetros cúbicos, el Lago Sport con motor Maserati o el Lago América con motor BMW.

Estos vehículos contaban con gran prestigio aumentado por la exitosa participación de un T26 en las 24 horas de Le Mans. Además de los deportivos, la marca se aventuró con lujosos modelos como los T26 Record. Sin embargo, la Europa de la posguerra no atravesaba buenos momentos y la demanda de coches de superlujo fue decayendo y el grupo Rootes entró en una crisis económica de lo que no se recuperó.

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Talbot Lago T14 LS Spécial (1956)

Simca, Chrysler y la inactividad

En 1958, la marca Talbot-Lago fue comprada por la francesa Simca, marca fundada en 1934 para la fabricación bajo licencia de diversos modelos Fiat y que a partir de 1951 comenzó a fabricar productos propios.

Lo primero que hizo Simca con la marca adquirida fue sustituir el bloque de origen BMW que equipaba el Lago América por otro también en arquitectura V8 pero con 2.351 centímetros cúbicos, sólo 95 caballos de potencia y unido a un cambio de tres velocidades. Habían puesto al Talbot-Lago el conjunto motriz del Simca Vedette Versailles y convertido un mito de la deportividad en un coche lento y torpe. Curiosamente lo segundo que hizo Simca fue sumir a Talbot-Lago en la inactividad a partir de 1960.

De forma gradual, durante la década de los años 60 Simca pasó a ser propiedad de la norteamericana Chrysler, que compró también diversas marcas del extinto grupo Rootes. Esto no significó nada para Talbot-Lago, que permanecía inactiva y sin producción.

El Grupo PSA

Tras el fracaso de Chrysler en Europa, su filial europea fue vendida en 1978 a PSA Peugeot Citroën, grupo que surgió en 1976 cuando Peugeot absorbió a Citroën. De esta forma, si revisamos el artículo, las divisiones inglesa y francesa de la extinta Clément-Bayard volvían a estar “juntas”. Tras la compra de los derechos, PSA decidió relanzar nuevamente la marca Talbot pero de una forma totalmente opuesta a lo que la historia hubiera deseado. Lejos de la deportividad y la exclusividad de otros tiempos, PSA decidió usar el nombre Talbot para renombrar anteriores modelos Simca y Chrysler que aún pudieran tener vida comercial y amortizar así las inversiones realizadas tanto en la compra tanto de Citroën como de la filial europea de Chrysler.

De esta forma todos los Simca y Chrysler comercializados en Europa pasaron venderse bajo la “nueva” marca Talbot

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Peugeot 104

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Citroën LNA

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Talbot Samba Sympa

La marca Talbot contó con nuevos productos mientras estuvo bajo el paraguas de PSA. Sin embargo, ni uno solo de esos vehículos se podía catalogar como un producto nuevo. Contando a partir de 1978, Talbot contó con “novedades” como el Solara (1980), la versión de cuatro puertas del Talbot 150, el Samba (1981), un clon de los Citroën LN / LNA y Peugeot 104, o la Talbot Express (1981) como otro clon fabricado por Sevel Sud, compañía participada por PSA y Fiat

Dicho de otra forma, se resucitó Talbot para transformarla en la marca de bajo coste de PSA

Sólo el Talbot Tagora, lanzado en 1980, se puede considerar como un producto nuevo, si bien su desarrollo ya había sido comenzado por Chrysler-Simca. Por desgracia, este modelo tenía unos estándares de calidad bastante bajos y coincidió en el tiempo con el exitoso Peugeot 505, por lo que PSA canceló su producción en 1983 tras haberse fabricado sólo 20.000 unidades en tres años. El fabricante esperaba fabricar unas 30.000 unidades anuales del Talbot Tagora: en 1983 se vendieron en toda Europa 1.310 unidades.

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Talbot-Simca 2 Litres

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Talbot Horizon Ultra

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Talbot Solara

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Talbot Tagora

A pesar de los buenos resultados comerciales de los modelos Samba y Horizon, cuando se presentó el sustituto de este último en 1985, y tras anunciarse el nombre de Talbot Arizona, lo que PSA mostró fue el Peugeot 309, una especie de Peugeot 205 con la parte trasera alargada, lo que sorprendió enormemente al gran público. Sin embargo, el golpe maestro se daría en 1986 con el cese de la fabricación de todos los turismos Talbot y dejando a la furgoneta Express, de venta exclusiva en el mercado inglés, como el único vehículo a la venta con el logo de Talbot hasta 1992, cuando la marca desapareció de todos los mercados.

Curiosamente la marca no se disolvió, sino que el nombre y los derechos siguen en propiedad de PSA. De hecho, durante el año 2010 sonaron rumores que afirmaban que Talbot renacería como una marca de bajo coste, pero el tema no pasó del rumor.

¿Y hoy?

Actualmente el grupo PSA ha incorporado bajo su paraguas protector a la alemana Opel, una marca que lleva 16 años de pérdidas millonarias a pesar de contar con productos tan buenos como el Insignia o el Astra. Me atrevo a decir que a día de hoy no hay ningún producto de la marca alemana que desmerezca en el mercado y que no esté en igualdad de condiciones para luchar con cualquier turismo de la competencia.

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Talbot 1510

Pero las pérdidas de Opel hacen que se necesite una serie restructuración de la marca. De hecho, después de que el grupo General Motors surtiera todas sus marcas de productos Opel remarcados, ha decidido vender este pequeño gran lastre europeo. De no haber sido por el “Brexit”, Opel habría dado beneficios en 2016 por primera vez en lo que va de siglo, la prueba está en que en el primer semestre ya estaba en positivo. El tipo de cambio de la libra y una disminución en la demanda hizo el resto.

En los últimos meses mucho se ha hablado sobre la supervivencia de Opel, afirmando incluso que su supervivencia pasaría por centrarse en el vehículo eléctricos. En el año 2017 aparece un nuevo horizonte para la marca alemana pero queda en el aire una pregunta: ¿será un horizonte fructífero o estaremos ante una nueva Talbot? El tiempo lo dirá…
 

Nicola Romeo

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Concurso de Elegancia Villa d’Este, donde se subastarán auténticos supervivientes del art déco sobre ruedas

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27 Marzo 2017



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Victoria Fuentes
@viky_fu3ntes


Entre 1929 y 1940 la esfera de la automoción acogió un movimiento de diseño llamado art déco y que influyó en la arquitectura, el diseño interior, la moda, al pintura, la escultura o la cinematografía. Los automóviles y las motos art decó tenían carrocerías inspiradas en la aeronáutica, donde el arte y la elegancia predominaban por encima de valores actuales como economía y eficiencia.

Encontramos una representación de esta corriente en el futurista Talbot-Lago T150-C SS o el Bugatti Type 57 Atalante, que precisamente van a ser subastados por RM Sotheby's durante el Concurso de Elegancia Villa d’Este, en Italia, el próximo 27 de mayo. Como era de esperar, los precios estimados de venta superan con creces los dos millones de euros, pero es el precio a pagar con poseer un pedazo de historia del arte y de la automoción.

La edad de oro de los vehículos a motor

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El art déco comenzó en Europa en torno a 1910, época en la que el modernismo imponía su nueva y fresca estética, de la que bebería más tarde el art déco. En la esfera del automóvil, el diseño era utilizado como elemento seductor y otorgando a los vehículos un aire futurista que sigue impactando hoy en día. Un ejemplo claro es el increíble Bugatti Type 57 Atalante Prototype de 1935 que se subasta.

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Este ejemplar, con número de chasis 57254 es uno de los tres prototipos que se fabricaron y este en conreto fue entregado al piloto Meo Constantini, que logró alzarse con el triunfo de la Targa Florio en dos veces a los mandos del Bugatti Type 35 y cuyo nombre fue puesto a un Bugatti Veyron.

En su odómetro figuran 26.000 kilómetros y viene acompañado de las herramientas originales. Solo con verlo te dan ganas de meterlo dentro de una burbuja para que ni una brizna de aire pueda estropear su alucinante diseño. ¿El precio? Está estimado entre los 2,8 y los 3,2 millones de euros.

Bugatti Type 57 Atalante 1935

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Una 'lágrima' de 3 millones de euros

Aún más espectacular sería ver en persona el Talbot-Lago T150-C SS ‘Goute d’Eau’ Coupé by Figoni et Falaschi de 1937 que también se subasta. Sí, todo eso es el nombre de esta pieza que parece venir del futuro para decirnos: "Esto es elegancia. Aprended". Con un diseño aerodinámico poco menos que espectacular, es conocido como 'Teardrop' (Lágrima).

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Este modelo ha sido restaurado para poder participar en el Concurso de Elegancia y es el segundo coche de su clase fabricado con las ruedas frontales carenadas, es decir, adaptadas al chasis con fines aerodinámicos, estéticos y de mantenimiento. En consonancia con su esencia, el precio de este modelo rondará entre los 3,2 y los 4,2 millones de euros.

Talbot-Lago T150-C SS 1937

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También andarán por allí un Alfa Romeo 6C 1750 GS Spider de cuarta serie que quita el hipo. Piezas de museo únicas que estarán al alcance de unos pocos privilegiados que de 26 al 28 de mayo podrán ver y comprar en el Lago Como, en Milán, durante el Concurso de Elegancia Villa d’Este.

Vía | Carscoops
 

Nicola Romeo

Deidad Alfista
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Este Talbot-Lago T150-C SS "gota de agua" de 1937 rozará los 4 millones de euros en subasta

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7 Mayo 2017



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JAVIER ÁLVAREZ
@J_Alvarez_MP


El próximo 27 de mayo, con ocasión de la subasta de Villa Erba (Italia), el especialista RM Sotheby's pondrá a la venta este espectacular automóvil, un ejemplar original del Talbot-Lago 'Goutte d’Eau' Coupé (chasis número 90110) cuyo precio podría moverse entre los 3,1 y los 3,8 millones de euros. Y es que el diseño "gota de agua" es considerado uno de los más bonitos de la historia del automóvil.

Esta unidad en concreto, que salió de fábrica el 25 de noviembre de 1937, es uno de los dos Talbot-Lago "gota de agua" fabricados por Figoni et Falaschi, caracterizados por los pasos de rueda delanteros carrozados. Durante años se mantuvo escondido por la guerra y es probable que fuera dañado. En verano de 1946 acabó en el taller del carrocero suizo Hermann Graber.

Su dueño por entonces, el señor H. Frey (también suizo), encargó a Graber que transformara el coche en su taller de Wichtrach en un descapotable, un proceso que era habitual en la época. Afortunadamente, tanto el chasis como el motor o la caja de cambios se mantuvieron en su estado original, lo que facilitó después su restauración hasta su estado inicial.

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Veinte años después de la conversión, el coche fue vendido de nuevo y, en 1987, volvió a cambiar de manos llegando a su dueño actual, que en el año 2000 decidió devolver el coche a su estado original, tal y como salió de Figoni et Falaschi, recurriendo a los expertos de Auto Classique Touraine, en Tours, Francia. Según la compañía de subastas, es una rareza (y más siendo original), por lo que seguro tendrá más de un pretendiente a pesar de su precio.

Talbot-Lago T150-C SS "gota de agua"

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Nicola Romeo

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Ted Thierry

Publicado el 10 jun. 2014
 

Doctor Hackenbush

"No te tomes tan en serio. Nadie más lo hace"
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