El mundo de los diseñadores debe ser curioso.
Supongo que deben tener la capacidad de adaptarse al lenguaje de cada marca. O incluso tener capacidad para crearlo.
Algunos evolucionan mucho su estilo: poco tiene que ver el joven Giugiaro, que dibuja los Iso y los Asa con el que se recrea con los planos lisos del Delta, Uno o Renault 21 (no digamos el que diseña el Panda) o con el de la apoteosis de curvas de sus últimos modelos, incluyendo modelos tan contenidos y acertados como el 159. Giugiaro además es capaz de hacerse reconocible en marcas muy distintas; creo que es una excepción, como da Silva. Casos como el de Gandini -que pasa del Miura al Supercinco- o Boano, que hace cosas como el Aurelia GT o el 600 casi al mismo tiempo y 15 años después el 124 y 850 Cupé. Y ahí está Bangle, con sus ángulos cortados, tan doferentes en el Fiat Cupé o en los BMW.
Y luego están los de marketing, los de costes, los de ingeniería, las limitaciones de las plataformas, los órganos compartidos -que afectan al diseño de interiores- los jefazos con sus caprichos y sus últimas decisiones, los plazos de producción y el público y sus teasers,...
No debe ser fácil.
Mesonero ha aportado bastante al lenguaje de diseño de Seat, desde aquel Bolero y luego con el IBX y no es tarea fácil en una marca sin pasado propio y con una competencia donde Audi termina por parecerse a Hyundai... Tiene amplia experiencia industrial y se ha adaptado a varios grupos.
No creo que tenga problemas en adaptarse a AR, donde tiene algunos elementos de los que no puede prescindir, un lenguaje de diseño bastante acrisolado y que ahora debe adaptarse a formatos pequeños en variante SUV, algo que, a la vista del Stelvio, y en mi opinión, no debe ser del todo fácil. Lo mismo que adaptar el lenguaje de interiores de Alfa al mundo de pantallitas actual, y más compartiendo elementos, a buen seguro, con PSA...