La escultura de Chillida que aparece en la foto la podía ver desde mi habitación en el último piso del Hotel 44. Cuando paseé a sus pies me pareció impresionante.
La primera vez fui en agosto y la segunda en diciembre, mucho más recomendable esta segunda época que se presta al buen apetito para comer y beber como se merece esa tierra.
Oviedo también me encantó, y me sentí como si fuera mi ciudad ya que mi primer apellido es Pelayo