bendigo la paciencia de quien somete su humor y sus reales a la compra de un coche nuevo de cierto empaque, como puede ser el caso del giulia. me he interesado, hace ya meses, por hacerme con una unidad diésel y la letanía de los concesionarios, unida a una política de configuraciones imposible de seguir sin cagarse en dios varias veces, me han echado para atrás. desistido de encontrar en stock un vehículo que incorpore una mínima parte de lo que yo, como usuario más o menos avezado, entiendo debe dotarse a una máquina de este nivel de precio, he pasado semanas intentando fabricarme uno según mis necesidades y el resultado es desalentador. un auténtico coñazo oiga, ideado, me supongo, para embarrar el terreno lo máximo posible y darle gato por liebre al incauto que se pasa por la web o por el taller, aquella con una carga lenta insufrible y parca en datos y éste con el vendedor endomingado más pendiente de cerrar que de convencer. qué precio me está diciendo? me está tomando el pelo? pregunté divertido. en los últimos veinte años llevo comprado a fiat españa varios coches: un alfa 166, un alfa 156, un fiat punto, una fiat dobló y un fiar bravo2. en ninguno de esos casos sentí el vértigo que acompañó al acercamiento a la berlina juliesca. y lo del descuento de cuatro mil pavos por financiar el trasto ya me pareció de mal gusto, como si el atildado comercial me estuviese llamando gilipollas a la cara. refunfuñado por la experiencia, probé en los dominios de pérez rumbao a ver como se pautaban los alemanes. si de ver el alfa romeo salí un poco asqueado, la visión y retahílas que soporté por los audis ya me provocaron arcadas. me monté en el 166 y miré el marcador: 292.000 km. vas a tener que hacer otros tantos, pensé...