¿¿Cómo conductor o como acompañante??? ;D Jajajaja!!
Lo digo porque antes de poder llevar el Alfa 33 de mi padre tuve que pasarme 12 añitos babeando, y eso dio para unos cuantos viajes. A falta de fotos, intentaré compartir mis experiencias con vosotros. Unas experiencias que me marcaron y determinaron que, a día de hoy, siga sintiendo especial devoción por los coches de la marca italiana.
Para empezar, mejor centrarme en los inicios. En aquella edad en la que solo te queda soñar con conducir algún día el coche de papá... Y precisamente con el Alfa 33, mis padres y yo realizamos multitud de viajes y escapadas. Ése es el uso que tuvo el vehículo durante los doce años que lo condujo mi padre, así que el vehículo llegó a mis manos con un estado excelente. Nada de trayectos cortos, atascos ni nada por el estilo. Guardo grandes recuerdos de las escapadas a los Pirineos, a la región del Maestrazgo... En esas carreteras de montaña, como el coche no disponía de aire acondicionado, se podía escuchar el típico petardeo del motor boxer en las retenciones bajando los puertos... ¡¡¡Qué bonito ese petardeo!!! Creo que los que han tenido o tienen un Alfa equipado con mecánica boxer (preferiblemente carburación ;D), saben de lo que estoy hablando...
Como viaje por España el más destacado fue el que realizamos con salida des de el Delta del Ebro y destino a Santiago de Compostela. Tuve ocasión de disfrutar como un enano (nunca mejor dicho) de la elasticidad del sempiterno boxer en los adelantamientos por las carreteras nacionales de la época (mi padre era y continúa siendo alérgico a las autovías) y de puertos como el de Pajares, yendo de León a Asturias. La costa Cantábrica se grabó a fuego en mis retinas, mezclándose con las sensaciones dinámicas que intentaba comprender desde el asiento de atrás. :
Realmente fue un bonito viaje en el que, después de visitar Burgos, León, San Sebastián.. y tantos pueblecitos de los que sería incapaz de acordarme, decidimos finalmente hacer una tímida visita por tierras lusas, con lo que la machina conoció otro país (anteriormente solamente había pisado Andorra).
Pero si hay un viaje que me haría especial ilusión compartir con todos vosotros, ése es sin duda el viaje que realizé a Italia con mis padres, a la edad de doce años si no me falla la memoria. Fue el viaje más largo que hizo el 33 y aunque no me acuerdo del nçumero exacto de quilómetros, creo que superaron ampliamente los 3.000. Además de ser el más largo, este viaje tiene mucho que ver con mi calidad de alfista...
Saliendo desde tierras tarraconenses atravesamos Francia , haciendo parada (que no fonda) en Mónaco. Recorrimos la mayor parte del circuito urbano de F1 en sentido inverso y cada vez que veo las carreras en la tele recuerdo al pequeño Alfa entre el lujo y los cochazos del diminuto estado...
De ahí salimos para Turín y, amigos míos, éste es el principio del fin. Allí pude babear con el museo del automóvil sito en dicha ciudad. Recuerdo que aluciné al ver la cantidad de coche deportivos y de competición italianos que ahí se podían admirar. Evidenemente, darme cuenta de la importancia de la marca del Biscione fue todo un descubrimiento para mi. Cuando me volví a subir al coche no pude más que sentir cierta mezcla de respeto y satisfacción. :-[ Y ya no hubo vuelta atrças. Desde ese momento, mi interés por la marca y los automóviles en general fue en aumento día tras día. Despés de eso hubo tiempo para visitar la zona del Lago di Como e incluso de hacer escapadita a Suiza (otro país que pisaban los neumáticos del alfita). Venecia, Florencia, Siena, Assisi, Pisa... La belleza excepcional de unas ciudades y unos paisajes se volvían a mezclar con el olor a gasolina...
Y de momento esto son las experiencias viajeras alfisto-carbureras... ;D Y perdón por el tocho!!! :-[