Pues a mi el R5 clásico. el de 1972, me parece el primer coche de carrocería moderna: tamaño compacto con buena habitabilidad, aquel salpicadero futurista, portón trasero, los faros encastrados detrás y, desde luego, los parachoques plásticos., que fueron primicia mundial.
Y para bueno (estabilidad y confort) y para lo malo (motor longitudinal metido en el habitáculo,, entre conductor y pasajero, como en el DS) construido sobre plataforma de "4 latas" con motor R8 Sierra.
Aguantó casi 12 años en el mercado sin rediseños notables.
El 127, a años luz en lo tecnológico, sufrió dos rediseños a lo largo de su vida comercial, así como la incorporación, a toda prisa, de portón trasero al año de lanzarse.
Algunos interrogantes que me plantea el plan de de Meo.
1. Me parece muy arriesgado cambiar volumen por margen. Entiendo que quiere desentenderse del producto tradicional de Renault para centrase en lo eléctrico, Alpine,... El problema que le veo es que seguirán siendo Renault a precio carísimo. O, lo que es peor, Dacia o Lada. Y por mucho que reduzca costes, desarrollar una gama eléctrica no va a ser barato. Y, ojo, porque Renault, en el segmento SUV no vende más allá del Captur. Parece que le cuesta entrar en nuevos nichos de mercado. Y véase el desastre del Twingo cuco y trasera que sacó con Mercedes.
2. Me pregunto a qué precios quieren vender. Y qué tipo de coche quiere vender al Monsieur Bernard o al Madame Bernard que trabaja en un supermercado de Brive-La Gallarde y vive en una casita a 15 kilómetros del super, sin posibilidad de tren o autobús para alcanzar su trabajo. Ahora conducen su 208 o su Captur. Pero ¿luego? Son el perfl perfecto de "chaleco amarillo". Francés cabreado con los señoritos de París. Y ese de Meo, además, que ni siquiera es francés... ¿Cómo dice? ¿Que tengo patinetes asequibles? Ta putain de mere! le dirán. Y con razón.