Evidentemente las encuestas utilizan, si son serias, una metodología que además se cita entre los datos de la encuesta, porque el valor de la misma es completamente subjetivo, y con resultados muy dispares, en función de la obtención de los datos, a nadie se le puede escapar que el resultado de recabar respuestas de personas, basadas en nivel de satisfacción es completamente subjetivo.
A todos nos sorprendería encontrarnos con datos tan absurdos como que una marca que se sitúe, por precio, tecnología, etc. muy bajo, como podría ser Tata, salga en algunas encuestas a niveles mucho mayores que a otras como Tesla, o como Alfa Romeo. Como ya apuntaba un compañero las percepciones y la valoración de quien compra un Tata, nada tienen que ver con las que compra un Tesla o un Mercedes o un Alfa Romeo.
Por otra parte hay algunos valores que son una parte más del resultado final de la fiabilidad de un coche, del que pocas veces hablamos, y que yo voy a citar, porque mi experiencia (también subjetiva por supuesto), y la información de la que dispongo pienso que puede ayudar a entender ciertos resultados, que en definitiva pueden desmontar por completo el resultado de estas estadísticas, o por lo menos a entenderlos.
Partiendo de la base, prácticamente indiscutible, de que el usuario de un producto premium, y el de un producto estándar o inferior al estándar, espera y acepta como fiable, no son comparables, el usuario de un Rolls va a ser extremadamente exigente, y el de un Tata, no.
El primer valor que voy a citar es el que, bajo mi punto de vista, tiene una incidencia determinante en la percepción de fiabilidad de un coche, el servicio posventa, que en Alfa Romeo, en mi opinión, (salvo honrosas excepciones), no es, ni tan siquiera malo, es “pésimo”.
Mi anterior coche fue un Mercedes, mismo segmento que el Giulia. Las intervenciones que ese coche requirió fueron innumerables, el coche funcionaba perfectamente, me sentí perfectamente atendido por el servicio posventa, nunca tuve ni las mínima queja, se me atendían todos los problemas de manera exquisita, cuando entregaba el coche con un listado de cuestiones a reparar, se me daba fecha de entrega, que se cumplía de manera escrupulosa, se me entregaba lavado en la recepción, en la que, mientras esperaba, se me invitaba a tomar café.
Nunca, en el taller del concesionario de Alfa Romeo en Valencia, se me invitó a tomar café, casi nunca se me entregó el coche en la fecha acordada, nunca cuando lleve un listado de reparaciones a efectuar me lo entregaron terminadas, siempre tuve que volver a que realizaran el resto, en muy pocas ocasiones me entregaban el coche lavado, intentar hablar por teléfono con el taller era prácticamente imposible.
En cambio el coche no tuvo tantísimos problemas como el Mercedes, aunque mis exigencias siempre fueron las mismas para Alfa Romeo que para Mercedes.
Es también algo que se comprueba a simple vista, que la preparación técnica que Alfa Romeo da a sus operarios (salvo excepciones) es inferior a la que da Mercedes.
Naturalmente que la fiabilidad de Alfa Romeo está por debajo de la de Mercedes, pero no porque sus coches sean peores, sino porque casi todo lo que está alrededor está por debajo.
Voy a citar una “leyenda urbana” del mundo del motor, que creo que define lo que digo:
El propietario inglés de un Rolls Royce, tiene una avería en una carretera de la Costa Azul, llama al fabricante y solicita su servicio, en menos de 30 minutos un mecánico se lleva el vehículo, mientras un chofer lleva al cliente al mejor hotel de la Costa Azul, a la mañana siguiente un representante de la marca lleva el coche al hotel, después de que este se haya reparado con una pieza traída desde el Reino Unido en pocas horas, le entrega las llaves al propietario, después de abonar los gastos del hotel, y el propietario del Rolls Royce agradece la rapidez con la que se ha reparado la avería, a lo que el representante de la marca responde con una expresiva cara de asombro: perdone el señor, debe haber algún error, hemos lavado su coche, no se ha reparado ninguna avería, ”un Rolls Royce nunca se avería”.