Bajando las Portillas hace años y bajo una lluvia medio regular, con el Chrysler 300 y los neumáticos de origen (Pirelli P7) se me acercaba cada vez más una cabeza con semirremolque e intenciones de adelantarme.
Yo no era capaz de bajar más deprisa porque no tenía seguridad en las curvas y tampoco soy un fenómeno conduciendo. Pensaba en la presión de las gomas sobre el asfalto, lo que es importante bajo lluvia. 225 de anchura y 2.000 kilos largos en orden de marcha con mi peso y el combustible, y que el trailer iba limitado a 90 km/h y dejándose caer a unos 100.
Levantar el pie y dejarme adelantar hubiese sido más peligroso para ambos a que yo tratase de tomar las curvas más deprisa y alejarme, pero no tenía ninguna seguridad de no parar contra el quitamiedos en alguna curva a izquierdas.
Me las pasé putas hasta que llegó lo llano y me marché. Y me quedé con ganas de incinerar el carné de conducir y dedicarme a la bicicleta.
Espero que con el Veloce no me vuelva a pasar y que la tracción a las cuatro ruedas y el bastidor estén al nivel que decís.