No te lo discuto en absoluto, es un error.
La norma es bien clara en cuanto a los errores en publicidad: Se debe respetar el precio anunciado aunque sea un error.
Que es un error, es un hecho.
Lo que la norma dice al respecto, es un hecho.
No creo que vayamos a discutir sobre ello porque sólo los necios discuten los hechos, y ni tú ni yo somos necios.
Solo una pequeña cuestión, aquí hay dos posturas claramente enfrentadas, ¿porque razón tenemos que dar por válidas las afirmaciones de una parte, sin pruebas algunas que lo demuestren?
En un proceso judicial, el juez, que es el único que puede sentenciar, escucha a las partes, estudia las pruebas aportadas y toma una decisión que se debe ajustar a derecho, y si no es así, le recurrirán la sentencia y se la tumbaran.
Es obligación de quien afirma, demostrar su afirmación, (es un precepto legal básico, sino cualquiera podría afirmar lo que quisiera, fuera cierto o no).
El reclamante en este caso aporta como prueba una oferta, y la documenta mediante, imagino capturas de pantalla etc. (Sino fuera asi su abogado le hubiera explicado la imposibilidad de ganar el pleito).
La otra parte alegará lo que crea oportuno, pero aquí si que hay quien, sin tener prueba alguna que lo acredite, excepto la versión del concesionario si dan por válido que ha sido un “error” en la publicidad, ¿en serio? ¿Como se demuestra ese error? ¿porque lo dice un empleado del concesionario, o el publicista, o ambos? ¿Tenemos que creernos por auto de fe lo que dice el concesionario?, los actos de fe no tiene valor alguno, son solo palabras, por esa razón la Ley es clara, lo que se oferta en un anuncio es vinculante, incluso aun demostrando que es un error, lo cual es prácticamente imposible, y en el caso de que se pudiera demostrar mediante documento que el concesionario ha encargado una publicidad con números, de la cual guarda documento acreditativo, y el error es del publicista, no hay problema, solo tiene que trasladar la responsabilidad económica al publicista.
Lo que me llama la atención es la creencia a pies juntitas de que es un error, que incluso aunque asi lo fuera, no exime de la responsabilidad.
La publicidad es una industria que trabaja, generalmente en el borde de la Ley, y eso, alguna vez que otra, se paga.