
El problema de fondo, indica el profesor de OBS Business School Víctor Ruiz Ezpeleta, es que persisten los mismos factores que desde hace meses encarecen los carburantes. “No ha cambiado demasiado el panorama: sigue el conflicto de Ucrania, sigue la demanda desbocada tras la pandemia y las refinerías están desbordadas”, indica. Y aunque el brent no se encuentra en máximos, agrega el experto, el hecho de que se pague en dólares perjudica a España y sus socios comunitarios porque el cambio al euro es ahora más desfavorable que en 2008, otro momento de carestía de la historia reciente. Cunyat considera que esa divergencia entre la evolución del crudo y los precios finales de gasolina y diésel en España tiene que ver más con que “en un mercado de falta de competencia, es de manual de Economía que una parte de la subvención iba a ser absorbida por los productores”, que han encontrado “más margen” que en otros países para subir precios. Y ambos coinciden en que el verano, cuando aumentan los desplazamientos, no ayudará a aliviar la situación.