El tema del efuel está bastante claro si atendemos a los hechos y a las declaraciones de los fabricantes y otras empresas del sector.
Es altamente improbable que veamos un efuel a precio competitivo en las gasolineras antes de 2035.
Es poco probable que a partir de 2035 el efuel sea una opción para el consumidor medio, y mucho que lo veamos en competición, en clásicos que quieran un lavado de cara verde y en nuevos deportivos de halo de algunas marcas (pocos, probablemente).
Y eso nos lleva al territorio en el que el efuel podría ser algo más que un combustible de nicho: más allá de 2050, especialmente si se produce la prohibición o restricciones severa del consumo de combustibles fósiles.
Es legítimo suponer que para entonces se habrá desarrollado mucho la generación eléctrica renovable, que hayan mejorado mucho los sistemas de acumulación y que por tanto existan notables excedentes de producción a precios económicos, lo que podrá hacer que los costes de producción del efuel y el H2 Verde bajasen hasta hacerlos realmente rentables en algunos nichos del transporte.
Y las expectativas mejoran más aún si confiamos en que China cumpla su objetivo de conectar a la red eléctrica una central eléctrica comercial de fusión en 2035 (más o menos) lo que deja un plazo de quince años para que se vaya generalizando esa nueva tecnología capaz de producir energía cadi infinita, aunque al principio no sea tan barata como querríamos por la necesidad de amortizar inversiones cuantiosas.
Pero si es complicado augurar a diez años vista, a venticinco años ya estamos en el terreno de la ciencia ficción… y ahí nos hemos equivocado siempre.