El problema del e-fuel, aunque tendrá su cuota de mercado, es que sigue siendo un motor térmico que convierte en calor y ruido el 75 % de la energía de su combustible, y con una eficacia de sólo un 25% no podrá competir a la larga con la eficacia del 95% de los eléctricos.
Podrá competir en aviación y navegación, por ejemplo, dos sectores con grandes dificultades para electrificarse, o en superdeportivos exclusivos en los que el derroche se da por descontado, pero dudo mucho que sea la solución para la movilidad del común de los mortales.