Me huelo que, más que a la desaparición de marcas, asistiremos a la creación de enormes grupos globales con capital no europeo.
Mercados y capitales no europeos, tecnologías tradicionales (motores de combustión, ciertos elementos electrónicos pero, sobre todo, ensamblaje) europeas.
Está por ver también, la digestión de las enormes inversiones en electrificación de algunos grupos, que por ahora no se traducen en ventas y, menos aún, en ventas rentables.
Supongo que serán las marcas que se queden solas las que desaparezcan. Lo que no implica que no pueda desaparecer alguna integrada. O que alguna que va por libre, léase Suzuki, pueda vivir a base de acuerdos con otras marcas, relogotipados y el mercado hindú. Me intriga Mazda, si bien parece ir en la constelación Toyota. O Tesla, con su enorme y variable capitalización pese a sus magros resultados, que le permitiría engullir algún grupo sin despeinarse.
Aún así, la estrategia global no siempre tiene que funcionar. Pienso en Tata con una JLR que ha perdido dinero a chorros durante años y que sólo en 2019, y gracias a LR ha conseguido una pequeña rentabilidad, que no sé si estará asegurada en 2020. Pero claro, de lo que estoy seguro es de que sin Tata y su respaldo financiero, JLR ya no existiría.