Suecia, octubre. Ya hace 5 meses que estoy por aquí, y hasta ahora he gozado el verano de este país fabuloso.
Es más fácil con un Alfa Romeo, el coche no sólo me trajo aquí arrastrando gran parte de mis pertenencias, sino que me recuerda bien a menudo por qué me da igual lo que diga Autopista y sus esbirros, donde esté la marca en la enésima encuesta de "fiabilidad" o lo que opine el listo de turno, que tras empufarse hasta el culo para comprase un Passat KM0 no pierde oportunidad para dejarte claro que tú estas equivocado y que debes hacer como él.
Si algo sobran aquí son carreteras que atraviesan los bosques infinitos, donde tardas decenas de km en tropezarte otro coche. Aquí, para ir a muchos sitios no necesitas elegir entre autopista o viaje de placer por carretera de curvas. La única opción es la segunda. Si quieres ganar tiempo te lo tienes que ganar a volante y pedal.
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de tener un Alfa Romeo 156. Ese coche que no era el más rápido ni el más potente, pero que no era como ningún otro tampoco. Los últimos meses me han recordado por que lo elegí. Y por qué soy Alfista.
Pero la semana pasada además me pude dar cuenta de que ser Alfista significa además pertenecer a una comunidad unida por esa elección de una forma casi olvidada de entender el automóvil. Da igual donde estés.
Viene el invierno, estoy en proceso de registrar el coche en Suecia y cambiarle las placas, y ya en octubre ha chispeado nieve algún día durante algún viaje. El 1 de diciembre los neumáticos de invierno son obligatorios, y en mi zona, lejos de las dos únicas ciudades grandes, los clavos son casi la única opción.
El problema son las llantas. La medida 5x98 me ha resultado imposible de encontrar aquí. En algún taller han preguntado y los distribuidores no podían dar una fecha precisa de entrega.
La otra opción era montar 5x100 con tornillos excéntricos, pero no soy partidario de ellos, prefería evitarlo. La cosa se complicaba.
Al final llamé a Alfa Romeo Sverige. Pensé que tal vez aquí la marca tuviese a gente más competente que los piratas que sufrimos en el sur. Así es. Muy amablemente contactaron con Italia y me llamaron para decirme que me podían servir 4 llantas en unos 12 días.
Pero me sugirieron también contactar con el Club Alfa Romeo Svezia. Según ellos, seguramente alguien estaría vendiendo algún juego de ruedas de invierno que me pudiese servir. Por qué no? Le echo un vistazo y si no encuentro nada, se las pido a ustedes, gracias.
Ya había entrado alguna vez en la página de compra/venta del Club, es una gozada ver la cantidad de clásicos y recambios, coches de circuito y otras curiosidades que aparecen.
Y también había ruedas de invierno para 147-156-GT, efectivamente. Quería unas de 15 o 16 como mucho porque el perfil bajo y el hielo duro no se llevan muy bien. Y allí las encontré, sorprendentemente con un contacto con mail xxxxxxx@volvo.se
El precio, 1500kr, unos 170euros. Por muy mal que estuvieran los neumáticos merecía la pena.
El vendedor estaba en Möllndal, cerca de Göteborg. 350km y allí me planté.
El Waze me dejó frente una casa que tenía aparcados un 159 y un 500 en la entrada. Llamo a la puerta y me atiende Johan, cincuenta y tantos. Pasamos al garaje donde compruebo que además de para los coches tiene buen gusto para las bicis. Está en peso y se lo comento, me dice que este año hará la Vasaloppet por séptima vez.
También hablamos de trabajo, mi empresa provee a la suya, lo sabíamos por las direcciones de correo, y enseguida pasamos a la inevitable pregunta:
Cómo un empleado de Volvo sólo conduce italiano?
"Bien, yo soy Alfista mucho antes de que empezase a trabajar en Volvo". Lógicamente está orgulloso de lo que hacen en Torslanda, más desde que ya no tienen las limitaciones que les imponía Ford.
Pero para él, conducir significa ponerse al volante de un Alfa Romeo. Lo demás es transportarse. "Y sabes? Cada vez soy más viejo y esto ya no va a cambiar."
Estaba realmente contento de venderle las ruedas de su antiguo 156 a otro Alfista, más a alguien venido de tan lejos.
Las ruedas estaban inmaculadas, los neumáticos apenas usados, otro coche le había dado en un costado un día de hielo y el 156 acabó su días.
Pero lo de menos ya eran las ruedas. Lo mejor fue saber que en cualquier sitio puedes tomar un café con otro Alfista y sentirte un miembro de una gran comunidad. Saber que somos muchos los que al mismo tiempo sentimos el placer de estar al volante de un Alfa Romeo en todo el mundo.
"Pero tomaremos fika. También soy ya muy viejo para cambiar al espresso"
Es más fácil con un Alfa Romeo, el coche no sólo me trajo aquí arrastrando gran parte de mis pertenencias, sino que me recuerda bien a menudo por qué me da igual lo que diga Autopista y sus esbirros, donde esté la marca en la enésima encuesta de "fiabilidad" o lo que opine el listo de turno, que tras empufarse hasta el culo para comprase un Passat KM0 no pierde oportunidad para dejarte claro que tú estas equivocado y que debes hacer como él.
Si algo sobran aquí son carreteras que atraviesan los bosques infinitos, donde tardas decenas de km en tropezarte otro coche. Aquí, para ir a muchos sitios no necesitas elegir entre autopista o viaje de placer por carretera de curvas. La única opción es la segunda. Si quieres ganar tiempo te lo tienes que ganar a volante y pedal.
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de tener un Alfa Romeo 156. Ese coche que no era el más rápido ni el más potente, pero que no era como ningún otro tampoco. Los últimos meses me han recordado por que lo elegí. Y por qué soy Alfista.
Pero la semana pasada además me pude dar cuenta de que ser Alfista significa además pertenecer a una comunidad unida por esa elección de una forma casi olvidada de entender el automóvil. Da igual donde estés.
Viene el invierno, estoy en proceso de registrar el coche en Suecia y cambiarle las placas, y ya en octubre ha chispeado nieve algún día durante algún viaje. El 1 de diciembre los neumáticos de invierno son obligatorios, y en mi zona, lejos de las dos únicas ciudades grandes, los clavos son casi la única opción.
El problema son las llantas. La medida 5x98 me ha resultado imposible de encontrar aquí. En algún taller han preguntado y los distribuidores no podían dar una fecha precisa de entrega.
La otra opción era montar 5x100 con tornillos excéntricos, pero no soy partidario de ellos, prefería evitarlo. La cosa se complicaba.
Al final llamé a Alfa Romeo Sverige. Pensé que tal vez aquí la marca tuviese a gente más competente que los piratas que sufrimos en el sur. Así es. Muy amablemente contactaron con Italia y me llamaron para decirme que me podían servir 4 llantas en unos 12 días.
Pero me sugirieron también contactar con el Club Alfa Romeo Svezia. Según ellos, seguramente alguien estaría vendiendo algún juego de ruedas de invierno que me pudiese servir. Por qué no? Le echo un vistazo y si no encuentro nada, se las pido a ustedes, gracias.
Ya había entrado alguna vez en la página de compra/venta del Club, es una gozada ver la cantidad de clásicos y recambios, coches de circuito y otras curiosidades que aparecen.
Y también había ruedas de invierno para 147-156-GT, efectivamente. Quería unas de 15 o 16 como mucho porque el perfil bajo y el hielo duro no se llevan muy bien. Y allí las encontré, sorprendentemente con un contacto con mail xxxxxxx@volvo.se
El precio, 1500kr, unos 170euros. Por muy mal que estuvieran los neumáticos merecía la pena.
El vendedor estaba en Möllndal, cerca de Göteborg. 350km y allí me planté.
El Waze me dejó frente una casa que tenía aparcados un 159 y un 500 en la entrada. Llamo a la puerta y me atiende Johan, cincuenta y tantos. Pasamos al garaje donde compruebo que además de para los coches tiene buen gusto para las bicis. Está en peso y se lo comento, me dice que este año hará la Vasaloppet por séptima vez.
También hablamos de trabajo, mi empresa provee a la suya, lo sabíamos por las direcciones de correo, y enseguida pasamos a la inevitable pregunta:
Cómo un empleado de Volvo sólo conduce italiano?
"Bien, yo soy Alfista mucho antes de que empezase a trabajar en Volvo". Lógicamente está orgulloso de lo que hacen en Torslanda, más desde que ya no tienen las limitaciones que les imponía Ford.
Pero para él, conducir significa ponerse al volante de un Alfa Romeo. Lo demás es transportarse. "Y sabes? Cada vez soy más viejo y esto ya no va a cambiar."
Estaba realmente contento de venderle las ruedas de su antiguo 156 a otro Alfista, más a alguien venido de tan lejos.
Las ruedas estaban inmaculadas, los neumáticos apenas usados, otro coche le había dado en un costado un día de hielo y el 156 acabó su días.
Pero lo de menos ya eran las ruedas. Lo mejor fue saber que en cualquier sitio puedes tomar un café con otro Alfista y sentirte un miembro de una gran comunidad. Saber que somos muchos los que al mismo tiempo sentimos el placer de estar al volante de un Alfa Romeo en todo el mundo.
"Pero tomaremos fika. También soy ya muy viejo para cambiar al espresso"