Esa recreación del Giulia, de 2016, creo, era como un retrato-robot.
Alguien había visto la de verdad. Luego se la describió a un dibujante y de ahí salió aquel entuerto, que se parecía como un huevo a una castaña a lo que vimos meses después.
Por entonces yo entraba por aquí en silencio. Fue Zhio, que en coches.net parecía saberlo todo sobre FCA, el que dio como fuente esta web en una respuesta a Belmar. Y sí, creo recordar ataques de horror -y no injustificados- ante el dibujillo.
Pero, ojo, porque la cosa no mejoró con las primeras fotos reales más o menos "robadas", en las que el Giulia lucía más bien feote. Imagínate, Raul, las críticas.
Tengo que reconocer que ví el Giulia por vez primera en color blanco, en Artedo Motor, allá por el otoño de 2016. No me dijo demasiado. Me pareció extraordinariamente bajo, como "aplastado". Recuerdo que, sentado al volante, me parecía que jamás podría conducir un coche en el que veía a la perfección el hueco bajo el capó que sigue al parabrisas.
En diciembre fuimos a Madrid. Uno de los objetivos de la visita era ver el Palacio del Pardo, en la creencia, equivocada, de que incluía una visita al parque móvil donde tienen el Mercedes 6x6 que Hitler regaló a Franco y que este no usó jamás, al menos en público. El caso es que, a la puerta de Palacio estaba una Giulia blanca, con matrícula alemana. La ví en 3/4 trasera -vista que en el conce no pude disfrutar, tiendes a ver el coche desde delante- y ahí me enamoré.
Y ahora, aún con el asiento en su posiciín más baja, tengo la sensación de ir demasiado alto.
Esa vista, esas caderas son impresionantes y un punto de vista estético que la marca no publicita nada.
Esa perspectiva resume a las claras que es el Giulia y lo poco que le interesa a la marca en España, pues la publicidad nunca muestra ese ángulo.