¡Mamá, hay un Ferrari enterrado en el jardín!
Ferrari El Dino 246 GTS que fue descubierto por unos niños
El Dino 246 GTS se veía bastante entero cuando fue desenterrado.
Para situar la increíble historia que te vamos a contar tenemos que retroceder en el calendario hasta
febrero de 1978. Estamos en
Los Ángeles, en el jardín de una vivienda modesta situada en el 1.137W con la calle 119. No debe llover ni hacer demasiado frío porque los hijos de la familia que desde hace pocos meses reside allí están jugando en el jardín.
Uno de los pequeños cava y cava; quiere hacer
un pequeño hoyo. Pero algo
hay bajo el césped que le impide hacer el agujero tan profundo como se propone. Movido por la curiosidad, habla con su madre. Como ella tampoco sabe de qué se trata, prueba a sacar algo más de tierra... Un rato más tarde, la madre ha levantado el teléfono de casa y está al habla con la policía.
La pala excavadora provocó daños a la carrocería del modelo italiano.
Si entra dentro de lo normal que la policía se deje ver en una zona residencial de Los Ángeles (conocida como
West Athens), no lo debía serlo en absoluto que ésta movilice el mismo día una pala excavadora y un equipo de hombres para
desenterrar lo que podría ser un coche. No era para menos; el año anterior se había hecho famoso en Estados Unidos
el caso de una mujer todavía joven que había sido enterrada en su propio coche. Y quién sabe si lo que los detectives
Joe Sabas y
Lenny Carroll iban a encontrar era un cadáver.
Lo que allí fue apareciendo fue la silueta de un
Ferrari Dino 246 GTS, un deportivo animado por un motor V6 2.4 que en Estados Unidos entregaba
175 CV (los destinados al mercado europeo entregaban 20 CV más). El coche tenía placa de matrícula (832 LIQ) y presentaba algunas abolladuras y rozones, probablemente por efecto de pala excavadora, pero visto por fuera
se encontraba bastante entero.
La primera duda se resolvió rápido:
no había ningún cadáver en el interior. Se descartó pronto que los nuevos propietarios de la casa tuvieran algo que ver con todo aquello, y tampoco los vecinos aportaron información valiosa ni dijeron haber visto u oído nada extraño en el jardín... Todo resultaba demasiado extraño.
Tirando de matrícula y número de chasis, los detectives comprobaron que el coche había sido vendido en octubre de 1974 por Hollywood Sports Cars, un concesionario que presumía de clientes como el cantante
Frank Sinatra, el actor
Sammy Daves Jr. o el director de cine
William Holden. Pero no había sido una estrella de Hollywood quien había pagado los 22.500 euros que costaba el Dino ya usado, sino un fontanero. ¿Su nombre?
Rosendo Cruz de Alhambra.
Ni los propietarios de la vivienda ni los vecinos supieron dar una explicación al hallazgo.
Rosendo se lo había regalado a su esposa por su cumpleaños y la noche del 7 de diciembre de 1977 ambos montaron en el coche para dirigirse al restaurante Brown Derby, en Wilshire Boulevard (Los Ángeles), donde iban a celebrar su aniversario de boda. El problema lo encontraron al acabar la celebración: el coche, al que no le habían hecho ni mil kilómetros, no estaba donde lo habían aparcado. Tras la consiguiente denuncia,
Farmers Insurance Group (la compañía con la que estaba asegurado el vehículo) entregó a Rosendo los 22.500 euros que éste había pagado y el asunto quedó zanjado.
Mientras continuaba la investigación el coche fue entregado a la aseguradora, que se encontró con un automóvil al que no sabía cómo sacar algún partido. Sí, era un
Ferrari, con sus preciosas
llantas Campagnolo, los
asientos Daytona opcionales y todo su glamour, pero no se encontraba para nada en buen estado; la pintura estaba muy deteriorada, había aparecido corrosión en la carrocería y abundaban el barro y la humedad en el interior porque los 'enterradores' no tuvieron la precaución de subir las ventanillas del todo antes de cubrirlo.
Pese a ello el coche había levantado una gran expectación y la aseguradora decidió trasladarlo a un almacén de Pasadena para que la gente lo viera e hiciera ofertas. Parecía en principio que fue en vano, hasta que al final apareció un joven mecánico y ofreció una cantidad que nunca se hizo pública, pero que osciló
entre 5.000 y 9.000 dólares.
No hay constancia en los medios de cómo fueron las pesquisas de los detectives, aunque las investigaciones dieron al fin su fruto. Rosendo confesó que había encargado a unos ladrones que
robaran el coche y lo tiraran al mar para cobrar la indemnización del seguro, ya que estaba pasando por un momento económico difícil.
Pero los cómplices que habían sustraído el coche, de los que nunca se supo nada, en lugar de ello
decidieron por su cuenta enterrarlo en el jardín de aquella casa entonces deshabitada con la intención de desenterrarlo en el futuro, cosa que ya nunca hicieron.
El coche, en su estado actual.
Si sientes curiosidad por
cómo está hoy este Ferrari te diremos que se encuentra restaurado a la perfección, aunque su propietario no lo exhiba casi. Pero si alguna vez viajas a Los Ángeles y te cruzas con este clásico italiano sabrás reconocerlo: es
verde metalizado, tiene un precioso techo desmontable de tipo 'Targa' y donde antes estaba su vieja matrícula ahora hay una nueva que dice "Dug Up", que significa desenterrado.